Datos personales abiertos pero bajo control

Fecha de la noticia: 05-01-2018

Datos personales abiertos

Los datos abiertos tienen un gran potencial para mejorar la transparencia y la rendición de cuentas o para la mejora de los servicios públicos y la creación de nuevos servicios, pero al mismo tiempo muestran también una cara menos amigable al aumentar nuestra vulnerabilidad y exponer información cada vez más detallada que no siempre es utilizada en nuestro beneficio. Esta cada vez más abundante información personal convenientemente combinada puede a su vez llevar a la identificación personal final o incluso a sofisticadas herramientas de control masivo si no se toman las medidas necesarias para evitarlo. Prácticamente cada aspecto de nuestras vidas ofrece muestras ya de esa doble vertiente positiva y negativa:

  • Por un lado la medicina de precisión nos ofrece grandes avances en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades, pero para ello será necesario recopilar y analizar una gran cantidad de información sobre los pacientes.

  • Los datos han revolucionado también la forma en la que nos desplazamos por las ciudades gracias a la multitud de aplicaciones disponibles y esos mismos datos son de gran utilidad también en la planificación urbana, pero por lo general al coste de compartir prácticamente todos nuestros movimientos a lo largo del día.

  • En el entorno educativo los datos pueden ofrecer experiencias de aprendizaje más adaptadas a los distintos perfiles y necesidades, aunque para ello será nuevamente necesario exponer datos sensibles sobre los expedientes académicos.

En definitiva, los datos personales están en todas partes: cada vez que usamos las redes sociales, cuando hacemos nuestras compras ya sea online o en una gran superficie, cuando hacemos una búsqueda online, cada vez que enviamos un correo electrónico o un mensaje o simplemente navegando por la red… Hoy en día guardamos mucha más información íntima en nuestros móviles que la que solíamos guardar en nuestros diarios personales. Nuevos retos como la gran cantidad de datos que las ciudades digitales gestionan sobre sus ciudadanos necesitan también de nuevos enfoques prácticos para garantizar la seguridad y privacidad de esos datos.

A todo lo anterior hay que sumar que, al ritmo al que sigue avanzado la tecnología hoy en día, puede llegar a ser realmente difícil el garantizar que la privacidad futura de nuestros datos se seguirá manteniendo inalterada, debido a las múltiples posibilidades que ofrece la interconexión de todos estos datos. Parece pues que en este nuevo mundo dirigido por los datos en el que nos adentramos será necesario también empezar a replantearnos el futuro de una nueva economía basada en los datos personales, una nueva forma de gestionar nuestras identidades y datos digitales y los nuevos mercados de datos asociados.

El problema de la privacidad en la gestión de los datos personales no ha hecho más que empezar y está aquí para quedarse como parte de nuestras identidades digitales. No sólo necesitamos un nuevo marco legal y nuevos estándares que se adapten a los tiempos actuales y protejan nuestros datos, sino que también debemos esforzarnos en concienciar y educar a toda una nueva generación sobre la importancia de la privacidad online. Nuestros datos nos pertenecen y debemos ser capaces de retomar y mantener el pleno control sobre ellos y poder así garantizar que se usarán únicamente bajo nuestro consentimiento explícito. Algunas iniciativas pioneras están trabajando ya en áreas clave como la sanidad, la energía o las redes sociales para devolver el control de los datos a sus verdaderos dueños.