La ética en la gestión de los datos

Más allá de los ya conocidos potenciales problemas de privacidad asociados a la apertura de datos, sobre los que ya se ha debatido en profundidad y para los que también se ofrecen ya soluciones y guías prácticas, surge últimamente también con fuerza un debate más general y complementario en torno a la aplicación de las normas éticas en la recolección, gestión y uso que hacen las organizaciones de los datos.

Cada organización debe establecer sus propias pautas éticas específicas en base al uso de los datos que hagan en cada caso. Existen también organizaciones globales que trabajan para establecer pautas de referencia en sus respectivas áreas de conocimiento que podríamos adoptar directamente, como por ejemplo las pautas éticas para la protección de los datos y la privacidad de la Comisión Europea, el grupo de interés en aspectos éticos y sociales de los datos de la Research Data Alliance o el framework ético de la ciencia de los datos del gobierno de Reino Unido.

En cualquier caso, cuando comencemos a plantearnos nuestras propias pautas éticas y de uso responsable de los datos sí que debemos primero abandonar algunos de los falsos mitos usualmente establecidos:

• En general se suele creer erróneamente que la ética en el uso de los datos es algo que só se debe aplicar cuando existan datos personales involucrados, sin embargo es algo que involucra a todo tipo de datos de muy diferentes maneras. Por ejemplo, si publicamos datos sobre contaminación en una ciudad y lo hacemos únicamente para las zonas menos contaminadas estaríamos haciendo un uso claramente poco ético y responsable de esos datos.

• Si cumplimos con las directivas y leyes de protección de datos correspondientes podemos pensar que ya tenemos garantizado un uso ético y responsable de los datos que gestionemos. Sin embargo, aunque la legislación sobre protección de datos es muy variada entre los distintos países y en algunos casos también muy completa, no suele generalmente cubrir aspectos éticos más generales por lo que deberían verse más como un complemento que como un sustituto de las propias normas éticas, desarrolladas por nuestros datos.

• También puede creerse nuevamente de forma errónea que la ética es algo que únicamente debe tenerse en cuenta a la hora de usar los datos. La ética debe estar presente en todas las etapas del ciclo de vida y gestión de los datos, ya que si por ejemplo ignoramos a ciertos grupos durante la fase de recolección de datos (por ejemplo en base a su etnia, posición social o género), esto tendrá graves consecuencias posteriormente ya que dichos grupos simplemente no existirán como parte de la población representada en esos datos y serán por tanto discriminados en cualquier uso posterior que se haga de los mismos.

Contamos además con un recurso muy útil ofrecido por el Open Data Institute para ayudarnos a definir nuestra propias pautas éticas a través del Esquema de la ética de los datos, que nos guía a través de los principales elementos que nos debemos plantear:

• Descripción de nuestras fuentes de datos

  • ¿Cuáles son sus características principales?

  • ¿Quién tiene derechos y permisos sobre ellas y con quiénes se comparten?

  • ¿Qué limitaciones pueden tener en la actualidad?

  • ¿Qué políticas y legislación les son de aplicación?

• Propósito del uso de los datos

  • ¿Entiende la gente cuál es su propósito?

  • ¿Quiénes pueden verse positivamente o negativamente afectados?

  • ¿Cómo podríamos minimizar el impacto negativo?

  • ¿Cómo podrían los afectados interactuar con la organización?

• Gestión de riesgos

  • ¿Se están comunicando los riesgos adecuadamente?

  • ¿Cuál es la política de revisión de riesgos?

  • ¿Qué acciones están previstas?

Este útil recurso viene además acompañado por una breve guía práctica y un extenso manual de aplicación. Ambos sin duda serán también de gran ayuda a la hora de afrontar los problemas éticos a los que cada vez más nos debemos enfrentar cuando trabajamos con datos en nuestras organizaciones.