La importancia de garantizar la privacidad de la información

Fecha de la noticia: 20-08-2019

Derechos datos personales

Para el relator especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el derecho a la privacidad, Joe Cannataci, los datos son y seguirán siendo un activo económico clave, como lo son también el capital y el trabajo, por ejemplo. Por ello,  ha instado recientemente a los sectores público y privado a que revisen las formas en que comparten algunos datos en la actualidad, resaltando la importancia de garantizar la privacidad de las personas.

Con toda probabilidad cualquiera de nosotros hemos estado recientemente navegando por Internet, leyendo varias noticias en la Web, realizando algunas compras online, o simplemente andando por nuestras ciudades con nuestros teléfonos móviles en el bolsillo como parte de nuestras rutinas diarias. Sin embargo, es también muy probable que quizás no hayamos sido totalmente conscientes de la gran cantidad de datos que hemos estado produciendo y de la huella digital que hemos creado a consecuencia de esas interacciones aparentemente inofensivas. Además, hay que tener también en cuenta que una gran cantidad de esos datos de los que hablamos no han sido realmente proporcionados de forma consciente e intencionada, sino que fueron obtenidos o deducidos a través de la observación de nuestras acciones cotidianas y de nuestro comportamiento.

Esto tiene como consecuencia que cada vez exista una cantidad mayor de datos en circulación , siendo además muchos de esos datos de carácter personal. Por ello, en el contexto de las iniciativas de datos abiertos y la explosión de la economía de los datos, parece fácil entender por qué cada vez son más las organizaciones, incluyendo las Naciones Unidas, que hacen un llamamiento a la precaución y por la existencia de un marco legal específico y adecuado que hay que seguir para garantizar la correcta gestión de la información. Dicho marco establece de forma clara las reglas de juego aplicables a estas cada vez más frecuentes transacciones de datos, alejándose de paso de la percepción puramente capitalista de los datos reinante hasta el momento y reconociendo las dinámicas de control mucho más complejas que rigen en el mundo de los datos para poder así darles respuesta.

En este aspecto, el Reglamento General de Protección de datos Europeo (GDPR) se ha convertido rápidamente desde su reciente implantación en la referencia global a la hora de establecer una serie de derechos fundamentales de las personas sobre sus datos. Entre estos derechos se incluyen algunos conceptos ya existentes en muchos otros marcos de protección de datos desde hace tiempo, como el derecho de acceso a los datos personales, a su rectificación o a oponerse al tratamiento de los mismos. No obstante, como gran novedad, el GDPR introduce también algunos derechos más novedosos como por ejemplo el derecho a la portabilidad de los datos personales o a la restricción sobre la toma de decisiones automatizadas con efectos legales que se basen en los datos personales. Por otra parte, la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea estipula también que los ciudadanos tienen derecho a su privacidad y a la protección de sus datos personales

La disponibilidad de todos los derechos establecidos en el reglamento europeo de protección de datos servirá sin duda alguna también para fortalecer esos derechos fundamentales. Sin embargo, llegar a un correcto equilibrio entre una protección adecuada y otros intereses legítimos para la publicación de los datos no es siempre una tarea sencilla, y es por ello que cada vez son más numerosas las voces que abogan por ir un paso más allá y establecer una serie de derechos fundamentales específicos que cada persona debe tener con respecto a los datos que genera o se le atribuyen, evolucionando desde el mero concepto de la posesión y mercantilización de los datos hacia el establecimiento de las dinámicas necesarias en torno a los datos para poder garantizar una participación libre y autónoma en nuestra sociedad. 

De esta forma se sentarían las bases de una nueva ola legislativa a través de la cual se pueda dar respuesta a los problemas más acuciantes que están surgiendo en torno a los datos — como la desinformación, el abuso, el respeto al anonimato, la reidentificación o el rastreo y la vigilancia online — y gracias a la cual tanto los individuos como las comunidades puedan finalmente considerarse una parte igual y activa en el ecosistema de datos existente.

Igualmente, los datos abiertos podrán seguir siendo una herramienta clave para la innovación y el crecimiento económico, pero podríamos contar también con la garantía de que ese crecimiento económico a través de los datos nunca sería a costa de nuestra privacidad ni tampoco a costa de los derechos que hayamos establecido sobre nuestros propios datos.


Contenido elaborado por Carlos Iglesias, Open data Researcher y consultor, World Wide Web Foundation.

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