IA generativa para una comunicación más clara: cómo ayuda a evaluar, ajustar y clarificar el lenguaje
Fecha de la noticia: 05-02-2024
La alineación de la inteligencia artificial es un término establecido desde los años sesenta, según el que orientamos los objetivos de los sistemas inteligentes en la dirección exacta de los valores humanos. La llegada de los modelos generativos ha vuelto a poner de moda este concepto de alineación, que se vuelve más urgente cuanta más inteligencia y autonomía muestran los sistemas. Sin embargo, no hay alineamiento posible sin una definición anterior, consensuada y precisa de estos valores. El reto hoy es encontrar objetivos enriquecedores donde la aplicación de la IA tenga un efecto positivo y transformador en el conocimiento, la organización social y la convivencia.
El derecho a entender
En este contexto, uno de los grandes pilares de la IA actual, el procesamiento del lenguaje lleva años haciendo aportes de valor a la comunicación clara y, en concreto, al lenguaje claro. Veamos qué son estos conceptos:
- La comunicación clara, como disciplina, tiene como objetivo hacer la información accesible y comprensible para todas las personas, utilizando recursos de redacción, pero también visuales, de diseño, infografía, experiencia de usuario y accesibilidad.
- El lenguaje claro se enfoca en la composición de los textos, con técnicas para presentar las ideas de manera directa y concisa, sin excesos estilísticos ni omisiones de la información fundamental.
Ambos conceptos están estrechamente vinculados con el derecho a entender de las personas.
Antes de chatGPT: aproximaciones analíticas
Antes de la llegada de la IA generativa y la popularización de las capacidades GPT, la inteligencia artificial se aplicaba al lenguaje claro desde un punto de vista analítico, con diferentes técnicas de clasificación y búsqueda de patrones. La principal necesidad entonces era que un sistema pudiera evaluar si un texto era o no comprensible, pero no existía aún la expectativa de que ese mismo sistema pudiera reescribir nuestro texto de una manera más clara. Veamos un par de ejemplos:
Este es el caso de Clara, un sistema de IA analítica disponible en abierto en versión beta. Clara es un sistema mixto: por un lado, ha aprendido qué patrones caracterizan a los textos claros y no claros a partir de la observación de un corpus de pares preparado por especialistas en Comunicación Clara. Por otro lado, maneja nueve métricas diseñadas por lingüistas computacionales para decidir si un texto cumple o no los requisitos mínimos de claridad, por ejemplo, el número medio de palabras por frase, los tecnicismos utilizados o la frecuencia de los conectores. Finalmente, Clara devuelve una puntuación en porcentaje para indicar si el texto escrito está más o menos cerca de ser un texto claro. Esto permite al usuario corregir el texto en función de las indicaciones de Clara y someterlo a evaluación de nuevo.
No obstante, otros sistemas analíticos han establecido una aproximación diferente, como Artext claro. Artext es más parecido a un editor de textos tradicional, y en él podemos redactar nuestro texto y activar una serie de revisiones, como los participios, las nominalizaciones verbales o el uso de la negación. Artext señala en color palabras o expresiones en nuestro texto y nos aconseja en un menú lateral qué tenemos que tener en cuenta al utilizarlas. El usuario puede reescribir el texto hasta que, en las diferentes revisiones, vayan desapareciendo las palabras y expresiones marcadas en color.
Tanto Clara como Artext están especializadas en textos administrativos y financieros, con el fin de ser de utilidad principalmente a la administración pública, las entidades financieras y otras fuentes de textos de difícil comprensión que impactan en la ciudadanía.
La revolución generativa
Las herramientas de IA analítica son útiles y muy valiosas si lo que queremos es evaluar un texto sobre el que necesitamos tener un mayor control. Sin embargo, tras la llegada de chatGPT en noviembre de 2022, las expectativas de los usuarios se sitúan más allá. No solo necesitamos un evaluador, sino que esperamos un traductor, un transformador automático de nuestro texto a una versión más clara. Insertamos la versión original del texto en el chat y, a través de una instrucción directa llamada prompt, le pedimos que lo transforme en un texto más claro y sencillo, comprensible por cualquier persona.
Si necesitamos mayor claridad, solo tenemos que repetir la instrucción y el texto vuelve a simplificarse ante nuestros ojos.
Utilizando IA generativa estamos reduciendo el esfuerzo cognitivo, pero también estamos perdiendo gran parte del control sobre el texto. Principalmente, no vamos a conocer cuáles son las modificaciones que se están realizando y por qué, por lo que podemos incurrir en la pérdida o alteración de información. Si queremos aumentar el control y seguir el rastro de los cambios, eliminaciones y añadidos que realiza chatGPT sobre el texto, podemos utilizar un plug-in como EditGPT, disponible como extensión para Google Chrome, que nos permite llevar un control de cambios similar al de Word en nuestras interacciones con el chat. No obstante, no llegaríamos a entender el fundamento de los cambios realizados, como sí haríamos con herramientas como Clara o Artext diseñadas por profesionales de la lengua. Una opción límite es pedirle al chat que nos justifique cada uno de estos cambios, pero la interacción se convertiría en farragosa, compleja y poco eficiente, sin contar con el entusiasmo excesivo con el que el modelo trataría de justificar sus correcciones.
Ejemplos de clarificación generativa
Más allá de la rapidez en la transformación, la IA generativa presenta otras ventajas frente a la analítica, como ciertos elementos que solo pueden identificarse con capacidades GPT. Por ejemplo, detectar en un texto si una sigla o acrónimo ha sido desarrollada previamente, o si un tecnicismo está explicado inmediatamente después de su aparición. Esto requiere un análisis semántico muy complejo para la IA analítica o los modelos basados en reglas. En cambio, un gran modelo de lenguaje es capaz de establecer una relación inteligente entre la sigla y su desarrollo, o entre el tecnicismo y su significado, reconocer si esta explicación existe en algún punto del texto, y además añadirla donde sea pertinente.
Datos abiertos para nutrir la clarificación
El acceso universal a los datos abiertos, y especialmente cuando estos se encuentran preparados para el tratamiento computacional, los hace imprescindibles para el entrenamiento de los grandes modelos lingüísticos. Enormes fuentes de información no estructurada como Wikipedia, el proyecto Common Crawl o Gutenberg permiten a los sistemas aprender el funcionamiento del lenguaje. Y, sobre esta base generalista, es posible ajustar los modelos con conjuntos de datos especializados para que sean más precisos en la tarea de clarificar texto.
En la aplicación de la inteligencia artificial generativa al lenguaje claro tenemos el ejemplo perfecto de un fin valioso, útil a la ciudadanía y positivo para el desarrollo social. Más allá de la fascinación que ha despertado, tenemos la oportunidad de utilizar su potencial en un caso de uso que favorece la igualdad y la inclusividad. La tecnología existe, solo nos falta recorrer el difícil camino de la integración.
Contenido elaborado por Carmen Torrijos, experta en IA aplicada al lenguaje y la comunicación.
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