La educación tiene el poder de transformar vidas. Reconocida como un derecho fundamental por la comunidad internacional, constituye un pilar clave para el desarrollo humano y social. Sin embargo, según datos de la UNESCO, 272 millones de niños y jóvenes siguen sin acceso a la escuela, el 70% de los países destina menos del 4% de su PIB a la educación y aún son necesarios 69 millones de docentes más para lograr la educación primaria y secundaria universal en 2030. Ante este desafío global, los recursos educativos abiertos y las iniciativas de acceso libre se presentan como herramientas decisivas para fortalecer los sistemas de enseñanza, reducir desigualdades y avanzar hacia una educación inclusiva, equitativa y de calidad.
Los recursos educativos abiertos (REA) ofrecen tres beneficios principales: aprovechan las posibilidades de las tecnologías digitales para solucionar retos educativos comunes; actúan como catalizadores de innovación pedagógica y social al transformar la relación entre docentes, estudiantes y conocimiento; y contribuyen a mejorar el acceso equitativo a materiales educativos de alta calidad.
Qué son los recursos educativos abiertos (REA)
Según la UNESCO, los recursos educativos abiertos son "materiales de aprendizaje, enseñanza e investigación en cualquier formato y soporte que existen en el dominio público o están bajo derechos de autor y fueron liberados bajo una licencia abierta". El concepto, acuñado en el foro celebrado en París en el año 2002, tiene como característica fundamental que estos recursos permiten "su acceso sin coste, su reutilización, reorientación, adaptación y redistribución por parte de terceros".
Los REA abarcan una amplia variedad de formatos, desde cursos completos, libros de texto y programas curriculares hasta mapas, vídeos, pódcasts, aplicaciones multimedia, herramientas de evaluación, aplicaciones móviles, bases de datos e incluso simulaciones.
Los recursos educativos abiertos están constituidos por tres elementos que funcionan de manera inseparable:
- Contenidos educativos: incluyen todo tipo de material utilizable en el proceso de enseñanza-aprendizaje, desde objetos formales hasta recursos externos y sociales. Es aquí donde entrarían los datos abiertos, los cuales se pueden aprovechar para generar este tipo de recursos.
- Herramientas tecnológicas: software que permite desarrollar, utilizar, modificar y distribuir el contenido, incluyendo aplicaciones para la creación de contenidos y plataformas para comunidades de aprendizaje.
- Licencias abiertas: elemento diferenciador que respeta la propiedad intelectual mientras proporciona permisos para el uso, adaptación y redistribución de los materiales.
Por tanto, los REA se caracterizan principalmente por su accesibilidad universal, eliminando barreras económicas y geográficas que tradicionalmente limitan el acceso a la educación de calidad.
Innovación educativa y transformación pedagógica
La transformación pedagógica constituye uno de los principales impactos de los recursos educativos abiertos en el panorama educativo actual. Los REA no son simples contenidos digitales gratuitos, sino catalizadores de innovación que están redefiniendo los procesos de enseñanza-aprendizaje a nivel global.
Combinados con metodologías pedagógicas adecuadas y objetivos de aprendizaje bien diseñados, los REA ofrecen nuevas opciones de enseñanza innovadoras para lograr que tanto los docentes como los estudiantes asuman un papel más activo en el proceso educativo e incluso en la creación de contenidos. Fomentan competencias esenciales como el pensamiento crítico, la autonomía y la capacidad de “aprender a aprender”, superando los modelos tradicionales basados en la memorización.
La innovación educativa impulsada por los REA se materializa a través de herramientas tecnológicas abiertas que facilitan su creación, adaptación y distribución. Programas como eXeLearning permiten desarrollar contenidos educativos digitales de manera sencilla, mientras que LibreOffice e Inkscape ofrecen alternativas libres para la producción de materiales.
La interoperabilidad lograda mediante estándares abiertos, como IMS Global o SCORM, garantiza que estos recursos puedan integrarse en diferentes plataformas y, por tanto, la accesibilidad para todos los usuarios, incluidas personas con discapacidades.
Otra innovación prometedora para el futuro de los REA es la combinación de tecnologías descentralizadas como Nostr con herramientas de autoría como LiaScript. Este enfoque resuelve la dependencia de servidores centrales, permitiendo crear un curso completo y distribuirlo a través de una red abierta y resistente a la censura. El resultado es un único y permanente enlace (URI de Nostr) que encapsula todo el material, otorgando al creador la soberanía total sobre su contenido y garantizando su perdurabilidad. En la práctica, esto supone una revolución para el acceso universal al conocimiento. Los educadores comparten su trabajo con la seguridad de que el enlace será siempre válido, mientras que los estudiantes acceden al material de forma directa, sin necesidad de plataformas o intermediarios. Esta sinergia tecnológica es un paso fundamental para materializar la promesa de un ecosistema educativo verdaderamente abierto, resiliente y global, donde el conocimiento fluye sin barreras.
El potencial de los Recursos Educativos Abiertos se concreta gracias a las comunidades y proyectos que los desarrollan y difunden. Iniciativas institucionales, repositorios colaborativos y programas promovidos por organismos públicos y docentes aseguran que los REA sean accesibles, reutilizables y sostenibles.
Colaboración y comunidades de aprendizaje abiertas
La dimensión colaborativa representa uno de los pilares fundamentales que sostienen el movimiento de recursos educativos abiertos. Este enfoque trasciende fronteras y conecta a profesionales de la educación a nivel global.
Las comunidades educativas alrededor de los REA han generado espacios donde docentes comparten experiencias, acuerdan aspectos metodológicos y resuelven dudas sobre la aplicación práctica de estos recursos. La coordinación entre profesionales suele producirse en redes sociales o a través de canales digitales como Telegram, en los que participan tanto usuarios como creadores de contenidos. Este "claustro virtual" facilita la implementación efectiva de metodologías activas en el aula.
Más allá de los espacios surgidos por iniciativa de los propios docentes, distintos organismos e instituciones han promovido proyectos colaborativos y plataformas que facilitan la creación, el acceso y el intercambio de Recursos Educativos Abiertos, ampliando así su alcance e impacto en la comunidad educativa.
Proyectos y repositorios de REA en España
En el caso de España, los Recursos Educativos Abiertos cuentan con un ecosistema consolidado de iniciativas que reflejan la colaboración entre administraciones públicas, centros educativos, comunidades docentes y entidades culturales. Plataformas como Procomún, proyectos de creación de contenidos como EDIA (Educativo, Digital, Innovador y Abierto) o CREA (Creación de Recursos Educativos Abiertos), y repositorios digitales como Hispana muestran la diversidad de enfoques adoptados para poner a disposición de la ciudadanía recursos educativos y culturales en abierto. A continuación, te contamos un poco más sobre ellos:
- El Proyecto EDIA (Educativo, Digital, Innovador y Abierto), desarrollado por el Centro Nacional de Desarrollo Curricular en Sistemas no Propietarios (CEDEC), se centra en la creación de recursos educativos abiertos diseñados para integrarse en entornos que fomentan las competencias digitales y que se adaptan a metodologías activas. Los recursos se crean con eXeLearning, que facilita la edición, e incluyen plantillas, guías, rúbricas y todos los documentos necesarios para llevar al aula la propuesta didáctica.
- La red Procomún nació fruto del Plan de Cultura Digital en la Escuela puesto en marcha en 2012 por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Actualmente este repositorio cuenta con más de 74.000 recursos y 300 itinerarios de aprendizaje, junto a un banco multimedia de 100.000 activos digitales bajo la licencia Creative Commons y que, por tanto, se pueden reutilizar para crear nuevos materiales. Dispone, además, de una aplicación móvil. Procomún también utiliza eXeLearning y el estándar LOM-ES, lo que asegura una descripción homogénea de los recursos y facilita su búsqueda y clasificación. Además, es una web semántica, lo que supone que puede conectarse con comunidades existentes a través de la Linked Open Data Cloud.
Desde las comunidades autónomas también se ha promovido la creación de recursos educativos abiertos. Un ejemplo es CREA, un programa de la Junta de Extremadura orientado a la producción colaborativa de recursos educativos abiertos. Su plataforma permite al profesorado crear, adaptar y compartir materiales didácticos estructurados, integrando contenidos curriculares con metodologías activas. Los recursos se generan en formatos interoperables y se acompañan de metadatos que facilitan su búsqueda, reutilización e integración en distintas plataformas.
Existen iniciativas similares, como el proyecto REA-DUA en Andalucía, que aglutina más de 250 recursos educativos para primaria, secundaria y bachillerato, con atención a la diversidad. Por su parte, Galicia puso en marcha el curso 2022-23 cREAgal cuyo portal cuenta en la actualidad con más de 100 recursos de educación primaria y secundaria. Este proyecto incide en la inclusión y promueve la autonomía personal del alumnado. Además, desde algunas consejerías de educación se ponen a disposición recursos educativos abiertos, como es el caso de Canarias.
Hispana, el portal de acceso al patrimonio cultural español
Además de estas iniciativas orientadas a la creación de recursos educativos, han surgido otras que promueven la recopilación de contenidos que no fueron creados con un fin educativo pero que pueden ser utilizados en el aula. Es el caso de Hispana, un portal de agregación de fondos digitales de bibliotecas, archivos y museos españoles.
Para proporcionar acceso al patrimonio cultural y científico español, Hispana recolecta y hace accesibles los metadatos de los objetos digitales, permitiendo visualizar dichos objetos a través de enlaces que dirigen a las páginas de las instituciones propietarias. Además de actuar como recolector, Hispana también agrega el contenido de las instituciones que lo deseen a Europeana, la biblioteca digital europea, lo que permite aumentar la visibilidad y reutilización de los recursos.
Hispana es un repositorio OAI-PMH, lo que significa que utiliza el protocolo Open Archives Initiative – Protocol for Metadata Harvesting, un estándar internacional para la recolección e intercambio de metadatos entre repositorios digitales. Así, Hispana recolecta los metadatos de los archivos, museos y bibliotecas españoles que exponen sus fondos con este protocolo y los envía a Europeana.
Iniciativas internacionales y cooperación global
A nivel global es importante destacar el papel de la Unesco a través de la Coalición Dinámica sobre los REA, que busca coordinar esfuerzos para aumentar la disponibilidad, calidad y sostenibilidad de estos activos.
En Europa, ENCORE+ (European Network for Catalysing Open Resources in Education) busca fortalecer el ecosistema europeo de REA. Entre sus objetivos se encuentra crear una red que conecte universidades, empresas y organismos públicos para impulsar la adopción, reutilización y calidad de los REA en Europa. ENCORE+ promueve, además, la interoperabilidad entre plataformas, la estandarización de metadatos y la cooperación para garantizar la calidad de los recursos.
En Europa se han desarrollado otras iniciativas interesantes como EPALE (Electronic Platform for Adult Learning in Europe), una iniciativa de la Comisión Europea dirigida a los especialistas en educación para personas adultas. La plataforma contiene estudios, informes y materiales formativos, muchos de ellos bajo licencias abiertas, lo que contribuye a la difusión y uso de los REA.
Además, existen numerosos proyectos que generan y ponen a disposición recursos educativos abiertos en todo el mundo. En Estados Unidos, OER Commons funciona como un repositorio global de materiales educativos de diferentes niveles y materias. Este proyecto utiliza Open Author, un editor en línea que facilita que docentes sin conocimientos técnicos avanzados creen y personalicen recursos educativos digitales directamente en la plataforma.
Otro proyecto destacado es el Plan Ceibal, un programa público en Uruguay que representa un modelo de inclusión tecnológica para la igualdad de oportunidades. Además de proveer acceso a tecnología, genera y distribuye REA en formatos interoperables, compatibles con estándares como SCORM y metadatos estructurados que facilitan su búsqueda, integración en plataformas de aprendizaje y reutilización por parte del profesorado.
Junto a iniciativas como estas, existen otras que, aunque no producen recursos educativos abiertos de manera directa, sí fomentan su creación y uso mediante la colaboración entre docentes y estudiantes de diferentes países. Es el caso de proyectos como eTwinning y Global Classroom.
La fortaleza de los REA radica en su contribución a la democratización del conocimiento, su naturaleza colaborativa y su capacidad para impulsar metodologías innovadoras. Al derribar barreras geográficas, económicas y sociales, los recursos educativos abiertos hacen que el derecho a la educación esté un poco más cerca de convertirse en una realidad universal.
El activismo de datos es una práctica ciudadana cada vez más significativa en la era de las plataformas por su creciente contribución a la democracia, la justicia social y los derechos. Se trata de un activismo que utiliza los datos y su análisis para generar evidencias y visualizaciones con el objetivo de revelar injusticias, mejorar la vida de las personas y fomentar el cambio social.
Frente al uso masivo de datos de vigilancia por parte de determinadas corporaciones, el activismo de datos es ejercido por la ciudadanía y organizaciones no gubernamentales. Por ejemplo, la organización Forensic Architecture (FA), un centro de Goldsmiths dependiente de la Universidad de Londres, investiga violaciones de derechos humanos, incluidas las violencias de Estado, usando datos públicos, ciudadanos y satelitales, y metodologías como la inteligencia de fuentes abiertas (conocida como OSINT). El análisis de datos y metadatos, la sincronización de vídeos tomados por testigos o periodistas, así como de grabaciones y documentos oficiales, permiten reconstruir los hechos y generar un relato alternativo acerca de eventos y crisis.
El activismo de datos ha suscitado el interés de centros de investigación y organizaciones no gubernamentales, generando una línea de trabajo dentro de la disciplina de los estudios críticos. Esto ha permitido reflexionar sobre el efecto de los datos, las plataformas y sus algoritmos en nuestras vidas, así como acerca del empoderamiento que se genera cuando la ciudadanía ejerce su derecho a los datos y los usa para el bien común.
Imagen 1: Ecocidio en Indonesia (2015)
Fuente: Forensic Architecture (https://forensic-architecture.org/investigation/ecocide-in-indonesia)
Centros de investigación como Datactive o Data + Feminism Lab han creado teoría y debates sobre la práctica del activismo de datos. Asimismo, organizaciones como Algorights –una red colaborativa que fomenta la participación de la sociedad civil en el campo de las tecnologías de IA- y AlgorithmWatch -organización de derechos humanos- generan conocimiento, redes y argumentos para luchar por un mundo donde los algoritmos y la Inteligencia Artificial (IA)contribuyan a la justicia, la democracia y la sostenibilidad, en vez de debilitarlas.
Este artículo revisa cómo surgió el activismo de datos, qué interés ha suscitado en la ciencia social y su relevancia en la era de las plataformas.
Historia de una práctica
La producción de mapas usando datos ciudadanos podría ser de las primeras manifestaciones del activismo de datos tal y como se conoce ahora. Un mapa fundamental en la historia del activismo de datos fue el generado por víctimas y activistas con datos sobre el terremoto de Haití en 2010, sobre la plataforma keniata Ushahidi (“testimonio”, en Suajili). Una comunidad de humanitaristas digitales creó el mapa desde otros países y convocó a las víctimas y a sus familiares y conocidos para que compartieran datos de lo que estaba ocurriendo en tiempo real. En cuestión de pocas horas, los datos se verificaron y se visualizaron en un mapa interactivo que continuó actualizándose con más datos, y que fue decisivo a la hora de asistir a las víctimas en el terreno. Hoy en día se generan mapas de este tipo cada vez que surge una crisis, y se enriquecen con datos ciudadanos, satelitales y generados por drones dotados de cámaras para esclarecer hechos y generar evidencias.
Emergiendo de movimientos conocidos como cypherpunk y el tecnopositivismo o tecnoptimismo (basado en la confianza en que la tecnología es la respuesta a los retos de la humanidad), el activismo de datos ha ido evolucionando como práctica para adoptar posturas más críticas frente a la tecnología y a las asimetrías de poder que surgen entre quienes originan y ceden sus datos, y quienes los captan y analizan.
Hoy día, por ejemplo, la plataforma de producción de mapas comunitarios Ushahidi se ha empleado para crear datos sobre la violencia machista en Egipto y en Siria, y sobre ginecólogos confiables en India, por ejemplo. Actualmente, la invisibilización y el silenciamiento de las mujeres es la razón por la cual algunas organizaciones luchan por el reconocimiento y una política de visibilidad, algo que se hizo evidente con el movimiento #MeToo (#Cuéntalo en español). Las prácticas de datos feministas buscan visibilidad e interpretaciones críticas de la datificación (o la transformación de toda acción humana y no humana en datos mesurables y transformables en valor). Por ejemplo, Datos Contra el Feminicidio o Feminicidio.net ofrecen mapas y análisis de datos sobre el feminicidio en varios lugares del mundo.
El potencial para el empoderamiento algorítmico que ofrecen estos proyectos elimina las barreras a la igualdad, mejorando las condiciones que permiten a las mujeres resolver problemas, determinar cómo se recaban y se usan los datos y ejercer el poder.
Nacimiento y evolución de un concepto
En 2015 se publicó Los medios ciudadanos se encuentran con los grandes datos: el surgimiento del activismo de datos, en el que, por primera vez, se acuñaba y definía el activismo de datos como un concepto basado en prácticas observadas en activistas que se involucran políticamente con la infraestructura de datos. La infraestructura de datos incluye los datos, el software, el hardware y los procesos necesarios para convertir los datos en valor. Más adelante, Data activism and social change (London, Palgrave) y Activismo de datos y cambio social. Alianzas, mapas, plataformas y acción para un mundo mejor (Madrid: Dykinson) desarrollan marcos analíticos basados en casos reales que ofrecen formas de analizar otros casos.
Acompañando las variadas prácticas que existen dentro de activismo de datos, su estudio está creando espacios para la investigación feminista y postcolonialista sobre las consecuencias de la datificación. Mientras que los cronistas de la historia (principalmente fuentes masculinas) definieron la tecnología en relación con el valor sus productos, los estudios de datos feministas consideran a las mujeres como usuarias y diseñadoras de sistemas algorítmicos y buscan utilizar los datos para la igualdad, y alejarse de la explotación capitalista y sus estructuras de dominación.
El activismo de datos es hoy un concepto establecido en la ciencia social. Por ejemplo, Google Scholar ofrece más de 2.000 resultados sobre “data activism”. Varios investigadores e investigadoras lo emplean como perspectiva para analizar diversos asuntos. Por ejemplo, Rajão y Jarke exploran el activismo ambiental en Brasil; Gezgin estudia la ciudadanía crítica y el uso que hace esta de la infraestructura de datos; Lehtiniemi y Haapoja explora la agencia de datos y la participación ciudadana; y Scott examina la necesidad de los usuarios y usuarias de plataformas de desarrollar una vigilancia digital y cuidar de sus datos personales.
En el centro de estas preocupaciones se encuentra el concepto de agencia de datos, que se refiere a que las personas no sólo son conscientes del valor de sus datos, sino que también ejercen control sobre ellos, determinando cómo se usan y comparten. Se podría definir como acciones y prácticas relacionadas con la infraestructura de datos basadas en la reflexión y el interés individual y colectivo. Es decir, mientras darle un like a un post no se consideraría una acción con un alto grado de agencia de datos, participar en un hackaton –un evento colectivo en el que se mejora un programa informático o se crea— sí lo sería. La agencia de datos se basa en la alfabetización en datos, o el grado de conocimientos, acceso a los datos y a sus herramientas, y a las oportunidades para ejercerla que tienen las personas. El activismo de datos no es posible sin agencia de datos.
En el panorama en rápida evolución de la economía de plataformas, la convergencia del activismo de datos, los derechos digitales y la agencia de datos se ha vuelto crucial. El activismo de datos, impulsado por una creciente conciencia del posible uso indebido de los datos personales, alienta a individuos y colectivos a utilizar la tecnología digital para el cambio social, así como a abogar por una mayor transparencia y responsabilidad por parte de las gigantes tecnológicas. Dado que cada vez más la generación de datos y el uso de algoritmos determinan nuestras vidas en áreas como la educación, el empleo, los servicios sociales y la salud, el activismo de datos emerge como una necesidad y un derecho, más que como una opción.
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Contenido elaborado por Miren Gutiérrez, Doctora e investigadora en la Universidad de Deusto, experta en activismo de datos, justicia de datos, alfabetización de datos y desinformación de género.
Los contenidos y los puntos de vista reflejados en esta publicación son responsabilidad exclusiva de su autor
El sector público no es solo un gran proveedor de datos abiertos, sino que también es uno de sus mayores usuarios. Los datos abiertos facilitan el contacto y la comunicación directa entre gobiernos y ciudadanos, lo que puede dar lugar a políticas públicas más eficientes y efectivas.
Una de las áreas donde los datos abiertos tienen un gran potencial es en el desarrollo de políticas y herramientas que contribuyan a la protección de minorías y colectivos en riesgo de exclusión social. Estos grupos sociales se encuentran muchas veces con dificultades para participar de manera plena en la sociedad, por lo que son necesarios mecanismos que, por un lado, sensibilicen al conjunto de los ciudadanos y por otro creen oportunidades, disminuyendo las desigualdades y discriminaciones.
El interés de los gobiernos por este campo queda patente en eventos como la Conferencia Internacional de Datos abiertos (IODC en sus siglas en inglés), en cuya agenda encontramos múltiples espacios dedicados a la justicia social, la integración de inmigrantes o las cuestiones de género.
En España, también se están destinando recursos a abrir este tipo de datos, y se están llevando a cabo iniciativas encaminadas a mejoras sociales, como veremos a continuación.
Una mayor apertura de datos ligados a indicadores sociales
En distintas regiones españolas se están creando espacios específicos para compartir datos que fomenten el debate social en torno a la desigualdad.
Un ejemplo es el Observatorio de la desigualdad en Aragón, el cual nació con el objetivo de “dotar de transparencia a la evolución y efectos de la desigualdad”. Este portal proporciona indicadores relativos a distintas categorías como empleo, discapacidad, dependencia, atención a personas mayores, vivienda, familia o inmigración, entre otras categorías.
En la misma línea se mueve el Observatorio de la realidad social de Navarra, cuyo objetivo es “la investigación aplicada, la planificación y la evaluación de las políticas públicas de servicios sociales, empleo y vivienda, así como el análisis de los procesos de transformación social y de los problemas sociales en la Comunidad Foral”. Para ello ofrece diversas estadísticas, indicadores y estudios sobre niveles de empleo, inmigración, dependencia o cooperación internacional, entre otros.
Pero no solo los organismos públicos se preocupan por esta cuestión. Empresas privadas también han promovido portales como el Observatorio social de La Caixa, donde se publican de manera abierta indicadores, muchos de ellos de elaboración propia, que contribuyen a un mejor diagnóstico de la realidad social.
Gracias a la apertura y difusión de este tipo de información, los ciudadanos pueden formarse un juicio crítico y reclamar a sus representantes mejoras efectivas. Asimismo, las ONGs pueden conocer mejor la realidad a la que se enfrentan y proponer acciones concretas de mejora.
Herramientas para facilitar la integración
La apertura de este tipo de datos también ha facilitado que se creen mecanismos y herramientas encaminadas a facilitar la integración de colectivos en situación vulnerable. En los últimos años, organismos públicos estatales y locales han apoyado diferentes eventos, concursos, hackatons, etc. para promover aplicaciones y nuevos servicios que ayuden a la inclusión. Es el caso del proyecto 'Accede', promovido por el área de Accesibilidad del Ayuntamiento de Málaga. Este proyecto permitirá crear una aplicación fácil e intuitiva de accesibilidad urbana para personas mayores y con diversidad funcional, utilizando los datos abiertos del municipio.
Otro ejemplo, este proveniente del sector privado, es Ni un hogar sin energía, una plataforma basada en datos abiertos promovida por Ecodes para ahorrar energía y evitar la pobreza energética. Gracias a esta plataforma los ciudadanos que lo necesiten pueden conocer ayudas, iniciativas y proyectos dirigidos a mejorar la eficiencia energética y el acceso a la energía en el hogar.
En definitiva, el análisis y reutilización de los datos abiertos está permitiendo a las administraciones acercar sus políticas a la ciudadanía. Asimismo, una sociedad más informada puede elaborar sus propios juicios críticos y promover políticas que faciliten la integración e inclusión social de colectivos vulnerables.