IA para mejorar las licitaciones públicas y esculturas a partir de datos abiertos: hablamos con los semifinalistas españoles del EU Datathon 2022

Data de la notícia: 27-12-2022

Imagen participantes Eu Datathon 2022

Tras varios meses de competición, el pasado 20 de octubre el concurso de datos abiertos organizado por la UE llegó a su fin. El EU Datathon es un certamen que brinda a los desarrolladores y científicos de datos la oportunidad de demostrar a través de su creatividad el potencial de los datos abiertos

Aunque en este post puedes conocer en detalle los proyectos que resultaron ganadores, en este caso queremos destacar la participación de dos desarrolladores españoles cuyas iniciativas fueron elegidas como semifinalistas entre las 156 propuestas presentadas en un inicio.

En una edición que batió récord de participación tanto en número de concursantes como de países de procedencia, Antonio Moneo y Manuel Jose García representaron a España con dos proyectos que brillaron por su carácter innovador a la hora de reutilizar datos abiertos.

Utilizar la Inteligencia Artificial para resolver de forma óptima las licitaciones públicas

Manuel José García es Doctor Ingeniero de Telecomunicaciónes por la Univerdidad de Oviedo y, actualmente, trabaja como científico de datos en la consultora tecnológica NTT Data. Tras hacerse con el primer premio en el concurso de Datos Abiertos de Euskadi en el año 2020, García decidió presentarse al hackathon europeo aprovechando el aprendizaje derivado de la investigación realizada en su tesis doctoral y que dio lugar al proyecto ’Detección de licitaciones irregulares en España mediante el análisis masivo de datos y la inteligencia artificial’.

“Se trata de una iniciativa que utiliza el Big Data y la Inteligencia Artificial (IA) para analizar los datos de las licitaciones públicas y recomendar de manera automática aquellas empresas que mejor puedan acometer la licitación. Para ello se crea un buscador de empresas que puedan llevar a cabo una licitación y se rellena un formulario describiendo los detalles que caracterizan al concurso público. A partir de ahí, el programa busca las empresas más aptas para llevar a cabo el proyecto”, describe Manuel Jose García, quien añade que la relación de empresas recomendadas por licitación se consigue gracias a que el modelo de IA se ha entrenado con el histórico de cientos de miles de licitaciones y empresas ganadoras del pasado, aprendiendo qué tipo de empresas ganan las licitaciones y que características tienen.

Un requisito indispensable para poder participar en el datathon europeo es utilizar información procedente de los catálogos de datos que tanto Europa como España a nivel nacional, autonómico y local ponen a disposición de la ciudadanía. En el caso concreto de Manuel José García, su proyecto se ha desarrollado recurriendo a los datos de las licitaciones públicas disponibles en las Plataformas de Contratación Pública.

“El proyecto se ha desarrollado utilizando dos tipos de fuentes de datos. Por un lado, los datos públicos y gratuitos de las licitaciones y, por el otro, los datos empresariales necesarios para buscar y caracterizar a las empresas presentes en el buscador.  En particular, se han utilizado las cuentas anuales que las empresas deben presentar ante el Registro Mercantil. Estos datos son públicos pero de pago, estando en boga su gratuidad al ser datos gestionados por un ente público”, comenta el científico de datos.

De hecho es precisamente este punto relacionado con los datos del Registro Mercantil lo que supuso un reto para sacar adelante el proyecto: “Conseguir datos estructurados de licitaciones públicas es complicado, ya que el formato de datos en abierto de la Plataforma de Contratación de España es difícil de manejar. Además, es necesario hacer una limpieza profunda de los datos porque su calidad es baja”, apunta.

Bajo su criterio, si las administraciones públicas quieren fomentar la reutilización de datos abiertos, “Deben promover la cultura del dato. Es decir, ser conscientes de la importancia que tienen los datos que manejan y almacenan y, a su vez, ser proactivos para explotar esos datos y ponerlos a disposición de terceros”.

Arquitectura y datos abiertos para visibilizar los Objetivos de Desarrollo Sostenible

Además de ser Director de Gestión del Cambio y Análisis Avanzado en BBVA, Antonio Moneo también ha sido semifinalista de la última edición del datathon europeo gracias a un proyecto que fusiona el arte con la divulgación de los datos abiertos.

Tangible Data (Datos Tangibles) es una iniciativa cuyo objetivo es convertir series de datos emblemáticas en esculturas físicas y, así, poder hacer tangibles problemas como el cambio climático, la desigualdad o la transparencia de nuestros gobiernos. En un contexto de exceso de información y creciente brecha digital, es fundamental apoyarnos en el entorno físico para explicar lo que pasa en el mundo”, explica Antonio Moneo y subraya que “representar los datos en una escultura permite presentar un desafío desde un punto de vista objetivo y respetuoso”.

A la hora de seleccionar los conjuntos de datos abiertos, Moneo tenía claro que quería visibilizar realidades y estadísticas relacionadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible para que su proyecto cumpliese el propósito social que le llevó a presentarse al datathon: “Utilizamos datos abiertos de fuentes fiables y adecuadamente licenciadas con criterios Creative Commons o MIT. En ocasiones hemos usado alguna fuente de datos privada, pero nuestro objetivo es poner en valor la información que ya está disponible. Además, solemos usar los datos tal cual están publicados y solo aplicamos algunas transformaciones como suavizaciones de las curvas con medias móviles que nos permiten hacer las esculturas más agradables al tacto y, por supuesto, técnicas para crear volúmenes en tres dimensiones que son la base para las esculturas”, relata.

Así, para llevar a cabo Tangible Data ha sido necesario, por un lado, construir una estructura física y, por el otro, hacer que esta invite al usuario a trasladarse al ámbito digital donde, al fin y al cabo, se encuentra la información que buscan visibilizar. “El primer paso es diseñar un modelo 3D en formato virtual que enviamos a producir localmente, apoyándonos en la red de FabLabs. Posteriormente, incluimos un código QR en la escultura que permite a la audiencia conocer en profundidad el significado de los datos que refleja la misma”, desglosa el impulsor del proyecto.

Elaborar un proyecto tan ambicioso tanto desde el punto de vista físico como desde la perspectiva divulgativa no es una tarea sencilla. Y es que, no solo se trata de sortear el diseño de la escultura como tal, sino también de dar con los datos necesarios para trasladar la realidad que se busca representar: “La comparabilidad es uno de los mayores retos que nos hemos encontrado porque, en muchos casos, los datos más relevantes para medir el entorno no son siempre comparables. A veces, encontramos datos a nivel regional, otras a nivel nacional o a nivel local, pero no siempre es posible encontrar toda la información que necesitas. Por ello, para solucionar este reto, hemos invertido más tiempo en buscar datos y, en muchos casos, se ha modificado la idea inicial sobre una escultura porque no encontrábamos datos de suficiente calidad”, desarrolla.

Igualmente, Moneo comenta que la otra gran dificultad que ha marcado el desarrollo del proyecto ha sido acceder a datos actualizados. “La actualización siempre es un tema crítico, pero en estos momentos lo es más. Las consecuencias del COVID, la guerra en Ucrania y la actual crisis energética dibujan un mundo muy distinto al que teníamos en 2015 cuando se firmaron los objetivos de desarrollo sostenible. Por ejemplo, se estima que como consecuencia de la pandemia, entre 70 y 150 millones de personas pasarán al segmento de pobreza extrema (menos de 1.9 dólares al día). Este cambio, que rompe la tendencia de las últimas tres décadas, todavía no está reflejado en las estadísticas del Banco Mundial, que se detienen en 2019. Por lo tanto, parece que datos muy relevantes reflejan una realidad distorsionada”, concluye.

Un balance positivo de su paso por el EU Datathon

A pesar de no haber llegado a la final que les hubiese permitido competir por una parte del premio total, que ascendía a 200.000 euros, los dos participantes coinciden en que su experiencia en el datathon ha sido más que positiva. Así, mientras Manuel José García considera que “la Comisión Europea debe seguir apostando por estas iniciativas para que la gente sea consciente del valor que tienen los datos y los retos que pueden llegar a resolver”, por su parte, Antonio Moneo apunta que “este tipo de acciones motivan a las agencias que impulsan los datos y a quienes están haciendo desarrollo para mejorar el impacto de los datos en la sociedad”.

Además, ambos participantes han conseguido despertar sus inquietudes profesionales gracias a este reto, a la par que han podido testear el potencial y la calidad de sus respectivos trabajos frente a expertos europeos en materia de datos.